Si tuviese que elegir un tratamiento facial, uno sin el que no podría vivir( bueno ya sé que suena exageradillo, pero que queréis, yo vivo de esto…), sería la reposición de pómulos, es increíble lo que mejora nuestro rostro cuando recuperamos el volumen perdido en esta zona.
Con el paso del tiempo el pómulo se nos atrofia debido a que las almohadillas de grasa bajo la piel comienzan a disminuir y caerse. y la sensación que nos deja es de que la cara se nos derrite, literalmente.
Este descenso tiene repercusión en diferentes lugares de la cara:
- Falta proyección del pómulo.
- Se forman ojeras.
- Los ojos se ven más hundidos.
- Se acentúa el pliegue nasogeniano.
- Se forma una depresión entre el pómulo y la nariz.
Todas y todos sufrimos una pérdida de volumen a medida que envejece. Pero nos ocurre en distinta medida ya que el grado en que se produce y la rapidez con que se produce depende del estilo de vida y de la genética…De ahí que unas lo acusemos más, o más tempranamente. En cualquier caso, recuperar esa forma elevada y redondeada del pómulo, o simplemente acentuarla un poco es muy sencillo. El tratamiento consiste en infiltrar ácido hialurónico de densidad media, preferiblemente Juvederm Voluma, en pómulo, tanto interno como externo, este es el que más me gusta acentuar porque da la sensación de que consigues un efecto lifting inmediato sin que nadie te note que te has hecho algo. Es rápido, no lleva más de 10 minutos, indoloro, y puedes hacer vida normal prácticamente al momento, es decir, una maravilla…
Y poco más que añadir, bueno sí al principio mentí, sin el pómulo no puedo vivir, pero sin relajar la arruga del entrecejo tampoco, pero eso no es mi culpa, es que frunzo mucho el ceño cuando me enfado, y me enfado mucho cuando la gente dice: la medicina estética es un horror, deforma caras…¿Perdón?!, está claro que no conocen la Clínica el Dr. Valdés.. 🙂
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